La nutrición es un proceso biológico que consiste en la asimilación de ciertos alimentos y líquidos necesarios para el desarrollo y el mantenimiento de las funciones vitales del cuerpo humano. Estos nutrientes se dividen a su vez en dos grupos: los micronutrientes y los macronutrientes. Mientras los primeros, también conocidos como vitaminas y minerales, trabajan para asegurar el buen funcionamiento del organismo, los macronutrientes son aquellas sustancias que le proporcionan energía, ayudan a reparar y construir las estructuras orgánicas, promueven el crecimiento y regulan los procesos metabólicos, entre otras funciones.
El equipo de los macronutrientes está compuesto por tres elementos de suma relevancia: las grasas o lípidos, las proteínas y los hidratos de carbono o carbohidratos. Un grupo al que también podrían pertenecer el agua y la fibra, pero que a diferencia de sus compañeros no tienen ningún aporte de calorías (unidad de medida de la energía).
“Macro” es un término popular en el mundo del fitness. Aparece con frecuencia, especialmente cuando se habla de hacer dieta o perder peso. Es posible que escuches a las personas hablar sobre el seguimiento de sus macros en lugar de contar sus calorías (es importante saber que esto no es lo mismo).
Muchas personas obtienen excelentes resultados al realizar un seguimiento de sus macros porque, a diferencia del seguimiento de las calorías, se tiene en cuenta la calidad y la saciedad de los alimentos que se consumen. No todas las calorías son iguales. Por ejemplo, 100 calorías de brócoli afectarán tu cuerpo de manera diferente a un brownie de 100 calorías.
Como se mencionó antes hay tres macronutrientes que nuestro cuerpo necesita: los lípidos (grasas), las proteínas y los hidratos de carbono (azúcar). Cada uno de estos macronutrientes nos aporta energía en forma de calorías.
Los carbohidratos contienen 4k cal por gramo.
Las proteínas contienen 4 kcal por gramo.
Las grasas contienen 9k cal por gramo.
Además de proporcionar energía al cuerpo, cada macronutriente juega un papel específico en nuestro cuerpo que nos permite funcionar correctamente.
Todo lo que comemos provoca una respuesta metabólica y fisiológica en nuestro cuerpo. Para fines cosméticos, como en la forma de realizar cambios en nuestro cuerpo físicamente, el nivel más importante a tener en cuenta es el nivel de macronutrientes: carbohidratos, proteínas y grasas. Cada macronutriente provoca una respuesta diferente en nuestro cuerpo. Al manipular nuestra ingesta, podemos provocar los cambios (pérdida de grasa, aumento de masa muscular) que estamos buscando.
Carbohidratos: estos son los azúcares y almidones que constituyen la mayor parte de la energía de todos los seres vivos. El cuerpo convierte los carbohidratos en glucosa, lo que provoca un aumento del azúcar en sangre y la posterior liberación de la hormona anabólica (y anticatabólica) insulina. La insulina ayuda a desarrollar los músculos, pero también puede hacer que la grasa se acumule si no se maneja adecuadamente. Las personas con sobrepeso y resistentes a la insulina se benefician enormemente al reducir la ingesta de carbohidratos.
Proteína: Las proteínas son los “componentes básicos de la vida”. Son las estructuras de aminoácidos que reconstruyen y reparan el cuerpo. Pasar de una ingesta baja en proteínas a una ingesta más alta de proteínas es una de las formas más eficaces e infalibles de mejorar la composición corporal.
Grasa: Esencial para la salud y el mantenimiento de muchos procesos corporales, incluida la inmunidad y la producción de hormonas, y también una importante fuente de energía. Sin embargo, consumir demasiadas calorías de la grasa, especialmente cuando no se combina bien con otros macronutrientes, dará como resultado un aumento de grasa corporal.
Cuando intentes realizar cambios en la composición de tu cuerpo, investiga los macronutrientes, por dónde empezar y el ensayo y error, serán las claves principales del éxito.